El Alma de la Tierra: Arcillas Locales
En los rincones más profundos del interior argentino, donde la tierra habla con colores rojizos, ocres y grises, las manos de artesanas y artesanos transforman arcilla en historia. Lejos del ruido, cerca del monte o al pie de los cerros, el barro se amasa con paciencia ancestral. Así nacen piezas que no solo decoran, sino que transmiten identidad.
🌾 Un recurso que brota de la tierra
Las arcillas que se usan en la cerámica artesanal argentina se extraen de suelos naturales, muchas veces en los mismos campos donde viven quienes las trabajan. En provincias como Catamarca, Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Córdoba, la arcilla se recolecta a mano, a veces caminando hasta antiguas canteras conocidas solo por las familias del lugar.
Antes de usarse, la arcilla debe secarse, tamizarse y mezclarse con agua hasta lograr la textura justa. Algunos suman ingredientes como ceniza volcánica o arena fina para lograr mayor resistencia.
🔥 Técnicas que resisten al tiempo
Cada región tiene sus propias formas de moldear la arcilla. En muchos casos, se utiliza la técnica del urdido a mano, donde no hay torno: la pieza se forma a partir de rollitos de barro superpuestos y alisados. Otras veces se usan moldes sencillos hechos de calabazas o madera.
El secado se hace al sol, y la cocción se realiza en hornos rústicos: fosas abiertas con leña o ramas de algarrobo, que alcanzan temperaturas altísimas. En algunas comunidades, como en La Quebrada de Humahuaca, se sigue usando el método de cocción al aire libre, tapando las piezas con bosta seca y fuego directo. Así se logran esos tonos únicos, ahumados, casi imposibles de reproducir industrialmente.
🐚 Decorar con lo autóctono
Los motivos decorativos también son locales. Se graban con piedras, huesos o ramas, y muchas veces se inspiran en símbolos de las culturas originarias: espirales, soles, caminos, llamas, maíces. En otras regiones se usan engobes (pinturas naturales a base de arcilla líquida) o simplemente el contraste de colores naturales del barro.
Cada pieza, desde una vasija hasta una cuenta de collar, tiene un alma. Lleva las marcas del clima, del tiempo de secado, de la humedad del día y, sobre todo, de quien la creó.
🤲 Herencia viva
En muchos pueblos del interior, la cerámica no es solo arte: es memoria viva. Se transmite de abuela a nieta, de vecino a aprendiz. Y aunque el mundo acelera, estas técnicas siguen firmes, como la tierra misma.En Puro Andisguain, valoramos y celebramos estas prácticas. Porque así como nuestras prendas cuentan historias textiles, la cerámica cuenta historias de barro, fuego y raíces.
Apoyar lo artesanal es también cuidar lo que somos.
En Puro Andisguain, valoramos y celebramos estas prácticas. Porque así como nuestras prendas cuentan historias textiles, la cerámica cuenta historias de barro, fuego y raíces.
Apoyar lo artesanal es también cuidar lo que somos.